En el corazón simbólico del poder ruso, la Plaza Roja, y bajo la solemnidad del 80.º aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi, el presidente Vladímir Putin pronunció un discurso cargado de ideología, historia y advertencias. Ante líderes aliados y una imponente exhibición militar, Putin elevó el tono patriótico al declarar que Rusia está hoy librando una nueva batalla contra un “nazismo moderno” que, según él, amenaza desde Ucrania con el respaldo de Occidente.
“Rusia ha sido y seguirá siendo una barrera indestructible frente al nazismo, la rusofobia y el antisemitismo”, afirmó con voz firme, evocando los sacrificios de los millones de soviéticos que derrotaron al Tercer Reich. En esta línea, equiparó la “operación militar especial” en Ucrania con la lucha épica de 1945, reafirmando su visión de una continuidad histórica y moral entre aquella guerra y la actual confrontación geopolítica.
Putin aseguró que el país entero, desde sus instituciones hasta el pueblo, apoya “con orgullo y determinación” a los soldados desplegados en el frente ucraniano. “Nuestros combatientes están luchando no solo por la seguridad de Rusia, sino por la verdad histórica y por un mundo libre del neofascismo que pretende imponerse desde el extranjero”, sentenció.
El mandatario también rindió homenaje a los veteranos vivos y caídos de la Segunda Guerra Mundial, y llamó a preservar la memoria de aquellos días con firmeza ante lo que calificó como intentos occidentales por “reescribir la historia” y banalizar el heroísmo del pueblo ruso. “La historia está siendo tergiversada para justificar las agresiones actuales contra nuestra soberanía. No lo permitiremos”, advirtió.
El discurso, breve pero contundente, estuvo rodeado por una demostración militar que incluyó misiles intercontinentales Yars, tanques T-90M y drones utilizados en Ucrania, en un mensaje de poder y resistencia. Como gesto diplomático, Putin anunció un alto al fuego unilateral del 8 al 10 de mayo, con motivo de las celebraciones. No obstante, autoridades de Kiev acusaron a Moscú de violar dicha tregua en varios puntos del frente.
Acompañado por jefes de Estado de China, Venezuela, Brasil y Cuba, entre otros, Putin aprovechó la ocasión para reforzar la narrativa de un bloque alternativo a la hegemonía occidental. “Rusia no está sola. Hay un mundo que resiste, que recuerda, que no se rinde”, concluyó, cerrando así un discurso que más allá de la conmemoración, fue un mensaje claro de continuidad en su estrategia militar, ideológica y diplomática.