Bajo la solemnidad del incienso y la mirada atenta de 132 cardenales, León XIV ofició su primera misa como Sumo Pontífice este viernes a las 11:00 a.m. (hora de Roma) en el mismo lugar donde fue elegido: la majestuosa Capilla Sixtina. En una ceremonia cargada de simbolismo y espiritualidad, el nuevo Papa dio inicio a su pontificado con un mensaje de humildad, unidad y renovación eclesiástica.
La elección del lugar no fue casual. Al presidir la eucaristía en el epicentro del Cónclave, León XIV dio un mensaje silencioso pero poderoso: la Iglesia vuelve a sus raíces para emprender una nueva etapa con mirada firme hacia el futuro. Fue una celebración íntima, pero cargada de mística y fuerza, que marca el paso de una transición histórica para la Iglesia católica tras el fallecimiento del Papa Francisco.
Vestido con una ornamentada casulla blanca bordada en oro y portando el incensario con manos seguras, León XIV se dirigió a los cardenales que lo eligieron con un tono cálido y reflexivo:
“Me han llamado a llevar esa cruz y a ser bendecido con esa misión, y sé que puedo contar con todos y cada uno de ustedes para acompañarme mientras continuamos, como iglesia, como comunidad, como amigos de Jesús, como creyentes, anunciando la buena nueva, anunciando el Evangelio.”
Sus palabras, pronunciadas con serenidad, fueron acogidas con reverencia por los presentes. No hubo promesas vacías ni gestos grandilocuentes, pero sí un llamado a construir una Iglesia que mire de frente al mundo con autenticidad, servicio y esperanza.
La presencia de todos los cardenales electores en la ceremonia agregó un peso simbólico extraordinario. Cada uno de ellos, testigos del discernimiento espiritual del Cónclave, fue saludado personalmente por León XIV, quien también agradeció a los trabajadores vaticanos que hicieron posible el proceso de elección.
Con este primer acto litúrgico, el nuevo Papa da señales de que su pontificado podría caracterizarse por un retorno a lo esencial, al mensaje puro del Evangelio y a la cercanía con los fieles. A diferencia de los grandes escenarios de Plaza San Pedro, León XIV ha preferido iniciar su camino en el corazón espiritual del Vaticano, donde se respira el arte, la historia y la trascendencia del catolicismo.
Este viernes, la Iglesia no solo celebró una misa. Dio el primer paso bajo un nuevo liderazgo que ya está dejando entrever su estilo: sobrio, directo, pastoral. El mundo católico, expectante, empieza a escuchar la voz de León XIV.
