Manila tiembla. Las Vegas se prepara. El mundo del boxeo contiene el aliento. A sus 46 años, Manny Pacquiao, el guerrero de mil batallas, vuelve a ponerse los guantes. No es una broma, no es una exhibición: es una pelea por título mundial. El 19 de julio de 2025, “Pac-Man” regresará al cuadrilátero para enfrentar al campeón wélter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el estadounidense de origen mexicano Mario Barrios, en el legendario MGM Grand de Las Vegas.
Pacquiao no pelea desde el 21 de agosto de 2021, cuando perdió por decisión unánime ante el cubano Yordenis Ugás. Poco después, anunció su retiro para dedicarse a la política y a causas sociales en su natal Filipinas. Pero el fuego no se apagó. La pasión por el ring lo ha traído de vuelta. Lo que parecía imposible, hoy es un hecho confirmado.
Mario Barrios, su rival, tiene 30 años, 29 victorias (18 por nocaut) y apenas 2 derrotas. Es joven, fuerte y rápido. Pero ahora le toca defender su cinturón ante un ícono viviente, el único boxeador en la historia que ha ganado títulos mundiales en ocho divisiones diferentes. Doce cinturones a lo largo de su carrera. ¿Su récord? 62 victorias, 8 derrotas, 2 empates. Y sobre todo: un legado que ningún peleador moderno ha logrado igualar.
“Volví porque aún tengo algo que demostrar. No a los demás, sino a mí mismo”, dijo Pacquiao en conferencia de prensa. “Amo este deporte. Y todavía puedo dar guerra”. No lo dijo con arrogancia, sino con esa calma feroz que lo caracteriza. El mismo que creció en la pobreza más dura, que vendía pan en las calles, que se forjó entre el hambre y los golpes. Hoy tiene una fortuna estimada de 400 millones de dólares, pero no olvida de dónde viene.
El combate será transmitido por Prime Video en modalidad de pago por evento, y ya se anticipa una de las carteleras más vistas del año. No solo por lo que se juega, sino por lo que representa: el choque entre dos generaciones, el ímpetu de la juventud contra la experiencia del mito.
Este mes de mayo, la noticia ha sacudido los medios deportivos. El regreso de Pacquiao no es una nostalgia: es una advertencia. A sus 46 años, sigue entrenando como si tuviera 25. Y no lo hace por dinero ni por espectáculo. Lo hace porque aún le quedan rounds en el alma.
En junio, será exaltado al Salón Internacional de la Fama del Boxeo. Y un mes después, buscará volver a coronarse campeón del mundo. Como si quisiera esculpir su leyenda en piedra.
Porque Manny no es solo un boxeador. Es una historia viva. Y está lejos de escribir su último capítulo.
