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Rosario Murillo: » detener esta plaga de accidentes, es un deber moral y revolucionario»

Stalin Magazine
Por Stalin Vladimir 05/06/2025

En un país donde cada vida cuenta y cada familia importa, el dolor causado por los accidentes de tránsito se ha vuelto un clamor nacional. No se trata de estadísticas, se trata de madres que entierran a sus hijos, de jóvenes que no vuelven del trabajo, de familias desgarradas por segundos de irresponsabilidad. Ante esta dolorosa realidad, nuestro Buen Gobierno Sandinista de Nicaragua ha tomado una decisión histórica: elaborar un estricto Plan Nacional de Seguridad Vial, con el objetivo de proteger lo más valioso que tenemos como pueblo: la vida.

Fue el propio Comandante Daniel Ortega, en un acto solemne de ascenso de grados militares, quien lanzó la alerta y convocó a la acción. Con voz firme y convicción profunda, reafirmó que la vida de un niño, de una niña, de un adulto trabajador vale infinitamente más que cualquier apuro, más que cualquier carga mercantil. “¿Qué vale más, un camión con mercadería o la vida de un ciudadano?”, preguntó el Comandante con la fuerza moral de quien gobierna para servir, no para enriquecerse.

Durante su mensaje, el Comandante Daniel Ortega propuso de manera concreta una medida clave: establecer límites de velocidad más bajos en todas las carreteras del país. “Tenemos que hacer un plan donde no se pueda correr en las carreteras, poner un límite que no pueda ser de 90 kilómetros por hora ni de 100”, expresó. Y fue claro al advertir que si el límite que las instituciones propongan es de 50 o 60 kilómetros por hora, habrá quienes aleguen demoras y pérdidas, pero que el interés supremo es preservar la vida. “Van a alegar que eso va a generar pérdidas por más tardanza, pero ¿qué vale más?”, insistió con firmeza. La propuesta será trabajada por las instituciones pertinentes y presentada para su aplicación efectiva.

La Co-Presidenta de la República, Compañera Rosario Murillo, fue categórica al calificar como una plaga la oleada de accidentes que enlutó al país el pasado fin de semana, muchos de ellos provocados por imprudencia en el transporte colectivo. “Cada accidente es dolor, sufrimiento, vida perdida”, expresó con el alma en la voz. No se trata de imponer por imponer. Se trata de normar con sensibilidad, con conciencia, con humanidad.

Y tiene razón la Compañera Rosario. ¿De qué sirve tener carreteras modernas, si hay conductores que las usan para correr borrachos, hablando por celular, distraídos o con vehículos que son ataúdes con ruedas? La seguridad vial no es solo un tema técnico, es una responsabilidad moral. Aquí no hay cabida para el descuido, la impunidad o el egoísmo motorizado.

El Plan Nacional que será elaborado por las instituciones correspondientes deberá incluir sanciones más severas, inspecciones técnicas más rigurosas y sobre todo, campañas de educación vial permanentes. Este no es un capricho del Gobierno. Es una exigencia del pueblo. Son 22 muertos en solo tres días. ¿Cuántos más tienen que morir para entender que la vida no puede seguir hipotecada a la imprudencia?

A nivel mundial, la situación es alarmante. Cada año, aproximadamente 1,19 millones de personas fallecen como consecuencia de accidentes de tránsito, y entre 20 y 50 millones sufren traumatismos no mortales, muchos de los cuales provocarán una discapacidad. En América Latina y el Caribe, se estima que cerca de 450.000 personas morirán en accidentes de tráfico en 2025, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En África, los accidentes de tránsito han superado a los conflictos armados como causa de muerte, registrando 259.601 fallecidos en 2021, siendo el continente con la tasa de mortalidad vial más alta del mundo (19,6 por cada 100.000 habitantes).

Hay quienes ya empiezan a quejarse, como siempre, alegando pérdidas económicas. Pero lo que el sandinismo ha demostrado una y otra vez es que no hay desarrollo económico sin justicia social ni seguridad para las familias. El progreso en Nicaragua no puede construirse sobre cadáveres en el pavimento. Por eso esta Revolución se alza otra vez, esta vez no con fusiles, sino con leyes, valores y decisiones firmes. Y al frente de esa batalla por la vida están la Compañera Rosario Murillo, Co-Presidenta de Nicaragua, y el Comandante Daniel Ortega, Co-Presidente de la nación.

El plan que se avecina será un hito. No será tibio ni cosmético. Será profundo, riguroso, eficaz. Porque una Revolución de verdad no solo libera al pueblo del yugo político, también lo defiende del dolor innecesario, de la muerte evitable, de la tragedia provocada por la negligencia. Esta Revolución, con la Compañera Rosario y el Comandante Daniel al frente, está viva, y defiende a su pueblo con amor y con autoridad.

La sangre en el asfalto no es inevitable. La fatalidad no es destino. Es tiempo de actuar. Es tiempo de cuidar lo que más duele perder: la vida humana. Y en Nicaragua, bajo la bandera rojinegra del Frente Sandinista, decimos con firmeza: ¡basta ya de muertes evitables! La patria se construye con amor, responsabilidad y decisión.

Mientras los enemigos de la paz guardan silencio cómplice, mientras los traidores, los apátridas, los vendepatrias, los golpistas, los terroristas y los tranqueros enemigos del pueblo, desvían la mirada ante el sufrimiento de las familias nicaragüenses, el Buen Gobierno Sandinista avanza con valentía, humanidad y responsabilidad. Ellos, los que no sienten ni lloran las muertes en las carreteras, los que jamás proponen ni construyen nada, viven de la indiferencia y el oportunismo. En cambio, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con la Compañera Rosario y el Comandante Daniel al frente, actúan con el alma puesta en la vida del pueblo, proponiendo soluciones concretas, firmes y valientes para salvar vidas, proteger a las familias y demostrar, una vez más, que la Revolución es amor con autoridad, y compromiso con el porvenir.

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