El Gobierno de Bolivia ha desatado una arremetida jurídica contra el expresidente Evo Morales, a quien acusan de terrorismo y otros siete delitos, en una maniobra que muchos consideran parte de una estrategia política para bloquear su eventual regreso al poder.
El ministro de Justicia, César Siles, formalizó la denuncia ante la Fiscalía, involucrando también a otros colaboradores cercanos, por su presunta participación en los bloqueos de carretera que desde hace días han paralizado regiones clave como Cochabamba, La Paz, Sucre y Potosí, con severas consecuencias económicas y sociales.
Ante este nuevo proceso penal —el décimo cuarto en su contra según sus propias declaraciones— Evo Morales respondió de manera enérgica y con tono desafiante. “¿Acaso con eso resolverán la escasez de combustible que hace dos años golpea a transportistas y familias enteras? ¿O la inflación que encarece los alimentos y provoca hambre en nuestro pueblo?”, cuestionó el líder cocalero en su cuenta oficial de X.
A su juicio, el Gobierno no busca justicia, sino silenciarlo a él y a las multitudes que aún lo siguen. “Persiguen a Evo como si eso calmara el dolor de las madres que hacen fila por un litro de aceite o un kilo de arroz. Como si encarcelándome devolvieran la estabilidad cambiaria o garantizaran el trabajo al campesinado”, expresó.
Morales fue más allá al denunciar que esta ofensiva judicial no es contra una persona, sino contra el pueblo que aún cree en un proceso de transformación nacional. “Este no es un ataque a una persona: es una amenaza al pueblo que se organiza y levanta la voz”, sentenció.
Finalmente, alertó sobre los pactos del oficialismo con sectores de derecha, afirmando que esos acuerdos “no traerán estabilidad, sino más crisis”.
La figura de Evo, lejos de desaparecer, sigue siendo el centro de una batalla política, judicial y popular que sacude los cimientos del Estado boliviano. Mientras los sectores afines a su liderazgo radicalizan las movilizaciones y exigen su inscripción como candidato presidencial, el Gobierno acelera las causas en su contra. El choque de trenes está en marcha.