Mientras el mundo católico aguarda expectante la elección del próximo pontífice tras el fallecimiento del Papa Francisco, África irrumpe con fuerza en el escenario vaticano, soñando con un hecho histórico: la llegada del primer papa negro de la era moderna. Un continente vibrante, joven y con una fe en crecimiento, reclama su lugar en la silla de Pedro. No es sólo un anhelo simbólico, es el reflejo de una realidad que grita desde el sur global.
Entre los nombres que resuenan en los pasillos del Vaticano destacan cuatro figuras poderosas, cada una con su propio peso teológico, político y pastoral. El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, de 76 años, originario de Ghana, es conocido por su carisma y su fuerte enfoque en temas sociales, ambientales y económicos, pilares de la encíclica Laudato Si’. Turkson ha sido un defensor apasionado de la justicia climática, llevando la voz africana a las mesas de discusión global.
Desde Guinea, con una firmeza doctrinal que ha despertado apoyos y resistencias, emerge el cardenal Robert Sarah, de 79 años. Su visión ultraconservadora, fiel a las tradiciones más rígidas de la Iglesia, lo posiciona como el abanderado de sectores que claman por un retorno a las raíces más ortodoxas del catolicismo. Sarah ha sido claro: la fe no debe doblarse ante las presiones modernas.
La República Democrática del Congo presenta a otro contendiente de peso: el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, de 65 años, actual arzobispo de Kinshasa. Con un liderazgo marcado por la defensa de los derechos humanos y la denuncia de las injusticias sociales, Ambongo representa a un África que lucha por la dignidad de sus pueblos. Su labor pastoral ha estado siempre al lado de los más pobres y oprimidos, haciendo eco del Evangelio en las calles convulsas del Congo.
Completa la lista el cardenal Ignace Bessi Dogbo, de 63 años, arzobispo de Abiyán, Costa de Marfil. Bessi Dogbo, menos conocido en los círculos mediáticos internacionales, es una figura influyente en el contexto africano, con una trayectoria pastoral que ha sabido tejer puentes entre las distintas realidades culturales y religiosas de su país.
La Iglesia africana no es menor. En 2023, África concentraba cerca del 20% de los católicos del mundo, sumando 9 millones de fieles solo en el último año. Un crecimiento imparable que contrasta con la disminución de creyentes en Europa. El continente que fue marginado durante siglos hoy eleva su voz, exigiendo reconocimiento, representación y justicia.
La elección del próximo papa no es un simple trámite burocrático. Es una batalla de ideas, de visiones sobre el futuro de la Iglesia. Y en ese campo de disputa, África tiene mucho que decir. La posibilidad de que un papa negro guíe a los más de mil millones de católicos del mundo sería un terremoto en la estructura milenaria del Vaticano, una señal de que los vientos soplan desde el sur.
En un mundo cada vez más polarizado, marcado por la crisis climática, las migraciones forzadas y la desigualdad, la mirada puesta en África es más que simbólica. Es el reconocimiento de que la fe no entiende de colores, pero sí de justicia.
¿Será este el momento de África?
La historia está por escribirse.