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Asesino de General ruso, confiesa que fue contratado por Kiev

RusiaÚltima Hora
Por Redacción Central 27/04/2025

La guerra entre Rusia y Ucrania ha cruzado otra línea roja. Esta vez, no fue en el frente de batalla, sino en las propias calles de Moscú, donde un atentado calculado y despiadado segó la vida de uno de los altos mandos militares rusos. El teniente general Yaroslav Moskalik, subdirector de la Dirección General de Operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, murió el pasado 25 de abril tras la detonación de un coche bomba, un Volkswagen Golf cargado de explosivos que aguardaba en las inmediaciones de su residencia en Balashikha, a las afueras de la capital.

Hoy, el caso ha dado un giro crucial: Ignat Kuzin, un hombre de 42 años, fue capturado por las autoridades rusas y confesó haber sido reclutado por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) para perpetrar el ataque. Su testimonio ha destapado las entrañas de esta operación encubierta, en la que Kiev, una vez más, ha trasladado la guerra al corazón de Rusia.

Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), Kuzin no era un improvisado. Había llegado a Balashikha en septiembre de 2023, alquilando un apartamento estratégicamente ubicado cerca de la residencia del general Moskalik. Durante meses, estudió cada movimiento de su objetivo, convirtiéndose en una sombra silenciosa que esperaba el momento exacto para actuar.

En noviembre de 2024, adquirió el Volkswagen Golf, un vehículo discreto que pasó desapercibido en el barrio. Pero su interior escondía una trampa mortal: una bomba artesanal cargada con metralla, diseñada para maximizar el daño. El dispositivo fue montado con sistemas de videovigilancia y control remoto, lo que permitió que la explosión se activara desde territorio ucraniano, asegurando que Kuzin no estuviera presente en la escena al momento del ataque.

El 25 de abril, a las primeras horas de la mañana, cuando el general Moskalik salía de su vivienda rumbo a sus labores, la bomba fue detonada. La explosión estremeció la zona, dejando en ruinas el vehículo y acabando con la vida del alto mando militar, conocido por su papel estratégico en la defensa rusa.

La confesión de Kuzin ante los agentes del FSB no dejó lugar a dudas: fue reclutado por el SBU a cambio de una suma considerable de dinero. La operación fue meticulosamente planeada por meses, y su objetivo era claro: desestabilizar el aparato militar ruso desde adentro.

El Comité de Investigación de Rusia ha abierto formalmente un proceso por cargos de asesinato y terrorismo. Kuzin enfrenta la posibilidad de cadena perpetua, mientras las autoridades rusas refuerzan la narrativa de que Ucrania no solo combate en los frentes del Donbass, sino que también ejecuta actos de terrorismo en suelo ruso.

El gobierno ucraniano, hasta el momento, ha optado por el silencio. No ha emitido ningún comentario oficial sobre el atentado ni sobre las acusaciones directas que emergen de Moscú. Sin embargo, este ataque se suma a una serie de atentados contra altos mandos militares rusos, como el ocurrido en diciembre de 2024, cuando el general Igor Kirillov fue asesinado también mediante una explosión en circunstancias similares.

Con cada golpe, la guerra entre Rusia y Ucrania se recrudece, saliendo de los campos de batalla para extenderse a las ciudades, dejando claro que los límites se han desdibujado y que la confrontación está lejos de encontrar un punto final.

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