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Familiares del Chapo Guzmán, se entregan al FBI y sacuden al Cártel de Sinaloa

Urgente
Por Redacción Central 12/05/2025

Una escena que parecía impensable hace apenas unos años se concretó este fin de semana: 17 familiares cercanos del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, conocido como “El Chapo”, se entregaron de forma voluntaria a las autoridades de Estados Unidos, cruzando la frontera por el puerto de San Ysidro, en Tijuana, bajo estrictas medidas de seguridad y en medio de absoluto hermetismo.

Entre los entregados se encuentra Griselda López Pérez, exesposa del capo y madre de Ovidio Guzmán, alias “El Ratón”, así como una hija directa de “El Chapo”, un nieto de nombre Archivaldo, y otros miembros del entorno íntimo: sobrinos, yernos y nietos que llegaron cargando al menos dos maletas cada uno y más de 70 mil dólares en efectivo. Todos ellos procedían desde Culiacán, Sinaloa, y su llegada al cruce fronterizo fue tan silenciosa como estratégica.

Aunque no existe aún un pronunciamiento oficial detallado por parte de las autoridades estadounidenses, todo indica que esta entrega forma parte de un acuerdo judicial más amplio, impulsado por la reciente declaración de culpabilidad de Ovidio Guzmán ante la justicia norteamericana. El hijo de “El Chapo” habría pactado colaborar con el gobierno de Estados Unidos a cambio de condiciones de seguridad y protección para sus familiares, lo cual estaría materializándose ahora con esta inusual entrega masiva.

La maniobra marca un punto de quiebre en la estructura del Cártel de Sinaloa, específicamente en la facción conocida como “Los Chapitos”. La entrega voluntaria de parientes directos no solo implica una posible colaboración con la justicia estadounidense, sino que también revela fracturas internas y una creciente presión legal que estaría obligando al círculo más cercano del capo a buscar asilo judicial antes de que los alcance la violencia o la cárcel.

La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue consultada al respecto y declaró que no tiene información oficial sobre la entrega. Sin embargo, solicitó al Departamento de Justicia estadounidense que comunique formalmente lo ocurrido a la Fiscalía General de la República. El silencio del gobierno mexicano y la rapidez con la que se desarrollaron los hechos alimentan la tesis de que estamos ante una jugada quirúrgica, pactada desde lo más alto del aparato judicial estadounidense.

Este episodio revela cómo el mito de invulnerabilidad que alguna vez rodeó a “El Chapo” Guzmán se está desmoronando. Su núcleo familiar ya no busca esconderse, sino negociar, entregarse y salir del radar del narcotráfico. Es un mensaje claro: el narco ya no es intocable y ni siquiera los apellidos más temidos logran escapar de la presión de la justicia cuando el poder se empieza a desmoronar desde dentro.

Con esta entrega, Estados Unidos gana una nueva pieza clave en su tablero de combate contra el narcotráfico internacional, mientras en México crece el vacío de poder y las preguntas sobre quién tomará el control de los territorios que están quedando libres. Los “Chapitos” ya no tienen la misma aura. La cúpula está quebrada. Y el ocaso de una dinastía criminal está escribiendo, sin aplausos ni gloria, su capítulo final.

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