La política colombiana se ha encendido en las últimas horas tras las declaraciones del ex canciller Álvaro Leyva, quien lanzó una bomba mediática al acusar al presidente Gustavo Petro de supuesta drogadicción, reviviendo un episodio ocurrido durante una visita oficial a París en 2023. Sin embargo, fiel a su estilo, el mandatario respondió con ironía y una sonrisa: “Sí, soy adicto… pero al amor”.
Durante un acto oficial en Bogotá, donde sancionaba leyes contra el maltrato animal, Petro no esquivó el tema. Con desenfado, se dirigió a los micrófonos y soltó: “Nos enamoramos mucho. Voy a decir que somos adictos al amor”. Así, el jefe de Estado desarmó la acusación de Leyva, quien aseguró que Petro se “perdió dos días” en París y que durante ese tiempo supuestamente consumió drogas.
Una acusación cargada de resentimiento
Leyva, quien fuera el primer canciller de Petro y ex aliado cercano, publicó una carta donde narra su versión de los hechos: “Presencié su desaparición por dos días en París. Fui testigo de situaciones que aún me producen desazón”. Con tono paternalista, reconoció que debió tenderle la mano a Petro en aquel momento, sugiriendo que el mandatario no ha logrado recuperarse.
Pero esta denuncia no cayó en saco roto. Petro, lejos de mostrarse alterado, recordó que desde su operación de cáncer de esófago en Cuba, en 2020, no puede consumir alcohol ni drogas. “Todos esos rumores de que estoy borracho son falsos. Desgraciadamente, no puedo emborracharme”, confesó, añadiendo que aunque le gustaba el aguardiente Tapa Roja, ahora hasta el alma le arde con solo un sorbo.
Una defensa que vino también desde Francia
Andrea Petro, hija del mandatario, también salió al paso de las acusaciones, defendiendo que su padre no estaba perdido, sino disfrutando de algo que en Colombia no puede tener: “tiempo en familia, privacidad, calma”. Según Andrea, esos días en París fueron un respiro para Petro como abuelo y padre.
Reacciones divididas en el tablero político
Las declaraciones de Leyva, que parecen más una venganza tardía tras su salida del gobierno por un escándalo de contratos de pasaportes, han generado reacciones polarizadas. Mientras aliados de Petro critican que el ex canciller guarde silencio cuando era funcionario y hable ahora, sectores de oposición exigen una investigación formal por la denuncia.
Sin embargo, esta polémica no ha logrado desestabilizar la figura de Petro, quien, entre bromas y declaraciones de afecto, ha sabido reconvertir el ataque en una declaración pública de principios. “Mi única adicción es el amor”, insistió, con esa mezcla de irreverencia y cercanía que lo caracteriza.
El fuego sigue encendido en la política colombiana, y como en una partida de ajedrez, cada movimiento parece calculado. Pero hoy, Petro jugó con las emociones y, al menos por ahora, salió ganando la narrativa.