Corea del Norte volvió a sacudir el tablero geopolítico con una demostración de poder militar dirigida personalmente por el líder Kim Jong-un. Bajo su mando directo, las Fuerzas Armadas norcoreanas ejecutaron una serie de maniobras estratégicas de alta intensidad, simulando la transición inmediata a un escenario de contrataque nuclear.
El ejercicio, informado por la Agencia Telegráfica Central de Corea (KCNA), incluyó el despliegue y disparo de misiles balísticos tácticos tipo Hwasong-11, así como el uso de lanzacohetes múltiples de largo alcance de 600 milímetros. Las imágenes difundidas —con Kim al frente acompañado por su cúpula militar— muestran el poderío en acción, con misiles ascendiendo en columnas de humo desde plataformas móviles situadas en áreas boscosas, simbolizando su capacidad de ataque sorpresa desde posiciones ocultas.
El régimen justificó el ejercicio como una respuesta directa a las maniobras militares conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur, a las que catalogó como actos de provocación y preludio de agresión. Pionyang acusó a Washington de estar empujando a la región al borde de un conflicto de consecuencias nucleares.
Kim Jong-un, vestido con su ya característico abrigo de cuero negro, inspeccionó el terreno, dio órdenes tácticas y reafirmó su visión estratégica: «Debemos seguir elevando el papel de nuestras fuerzas nucleares, manteniéndolas listas para un contraataque inmediato en cualquier circunstancia.»
Las imágenes captadas refuerzan un mensaje claro: Corea del Norte no se limitará a disuasiones verbales. Está lista para responder con fuerza letal. En la foto, se observa al líder caminando enérgicamente frente a una batería de lanzadores múltiples, seguido por sus altos mandos, quienes toman nota de cada instrucción con disciplina y reverencia. En otra escena, dos misiles surcan los cielos con una potencia devastadora, alimentando las tensiones que ya hierven en la península.
Este nuevo episodio marca un punto de inflexión en la creciente militarización del noreste asiático. Corea del Norte, lejos de aislarse, está demostrando músculo y capacidad técnica mientras lanza una advertencia cruda al Pentágono y sus aliados: la disuasión está armada, aceitada y lista para rugir.


