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Leon XIV de origen estadounidense, es el nuevo Papa de la Iglesia Católica

AlertaVaticano
Por Redacción Central 08/05/2025

En una jornada histórica para la Iglesia Católica, el cónclave cardenalicio ha elegido al cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo Sumo Pontífice, quien asumirá el nombre de León XIV. Con 69 años de edad, este agustino nacido en Chicago pero profundamente vinculado a Perú, se convierte en el primer Papa estadounidense y el primero con doble nacionalidad en ocupar la Silla de Pedro.

Prevost fue recibido en el balcón central de la Basílica de San Pedro entre ovaciones, mientras pronunciaba en español su primer mensaje al mundo: “Ayudadnos a construir puentes”, en una clara continuidad con el legado de su antecesor, el Papa Francisco. Desde ya, su elección ha sido celebrada en múltiples rincones del planeta, desde los barrios humildes de Chiclayo hasta los pasillos diplomáticos de Washington, Moscú y Brasilia.

León XIV no es un desconocido para América Latina. Su huella misionera, pastoral y social se forjó en cuatro décadas de servicio en Perú, donde fue obispo de Chiclayo y dejó un legado de cercanía con los pobres. “Es uno de los nuestros”, expresó emocionado el actual obispo de esa diócesis, Edisón Farfán, destacando su vocación de caminar “en las periferias” y su inspiración en el León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum sobre la dignidad de los trabajadores.

La elección de Prevost se consolidó en apenas cuatro rondas de votación, reflejando un consenso ágil y sorpresivo. Se impuso como una figura de unidad en una Iglesia todavía fracturada entre tendencias conservadoras y progresistas. Su perfil humilde, conciliador y multilingüe —habla español, italiano, inglés y francés— lo posiciona como una voz para el sur global, pero con resonancia en el norte dividido.

No han faltado reacciones internacionales. El presidente de Brasil, Lula da Silva, lo instó a continuar la lucha de Francisco por la justicia social, mientras el presidente de Rusia, Vladimir Putin, destacó los “valores cristianos” que comparten Moscú y el Vaticano. Barack Obama, en cambio, celebró su origen como “paisano” de Chicago y lo calificó como una figura histórica para Estados Unidos.

Sin embargo, el nuevo Papa no escapa a la controversia. Algunas voces críticas han resucitado acusaciones de omisión ante casos de abuso sexual en su etapa como superior agustino y como obispo en Perú. El Vaticano no ha respondido aún, aunque la diócesis implicada ha negado rotundamente las imputaciones. El propio León XIV parece decidido a enfrentar estos retos con transparencia, y su insistencia en la reconciliación sugiere que no evitará temas difíciles.

Entre los primeros gestos de su pontificado figura una cena íntima con los 132 cardenales que lo eligieron, seguida por una misa solemne este viernes en la Capilla Sixtina. En los próximos días deberá decidir si residirá en el tradicional Palacio Apostólico o si, como Francisco, optará por la sencillez de Santa Marta. También deberá definir su escudo y lema papal, aunque su línea ya está marcada: diálogo, justicia, inclusión y fraternidad universal.

León XIV representa una encrucijada eclesial y geopolítica. No es solo un Papa para los tiempos modernos; es un puente humano entre el primer y el tercer mundo, entre el pasado doctrinal y el presente misionero, entre la América del Norte del poder y la América del Sur de los olvidados. Es un Papa que no viene a imponer, sino a sanar, a continuar una reforma espiritual desde las periferias, y con ellas, volver al centro del Evangelio.

En sus primeras palabras, dejó claro que su prioridad es la paz. En un mundo roto por guerras, polarización y desesperanza, el Papa León XIV inicia su ministerio con el desafío de no ser sólo jefe de la Iglesia, sino también pastor del dolor humano.

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