El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de convocar un referéndum nacional sobre la eutanasia, en caso de que el proyecto de ley actualmente en debate en la Asamblea Nacional quede empantanado. Su propuesta ha encendido las alarmas tanto en los sectores conservadores como en los defensores del derecho a morir dignamente.
“Creo que el referéndum puede ser una vía de desbloqueo y permitir que las francesas y los franceses se expresen”, dijo Macron en una entrevista al canal TF1. Aunque fue enfático en señalar que tomará la decisión con extrema precaución, advirtió que no dudará en activar esta herramienta democrática si el texto legal se traba en el Parlamento.
La legalización de la eutanasia, aunque limitada a ciertos criterios médicos, ha sido un tema recurrente en el debate público francés. El actual proyecto de ley, presentado en 2023, no logró avanzar debido a la disolución de la Asamblea Nacional decretada por Macron en junio de 2024, lo que interrumpió su trámite legislativo. Ahora, con la nueva conformación parlamentaria, el texto vuelve a ser discutido.
Pero el país está dividido. Por un lado, asociaciones médicas, colectivos de derechos humanos y parte de la izquierda defienden la necesidad de legalizar la eutanasia como un acto de compasión y respeto a la autonomía individual. Por el otro, sectores religiosos, conservadores y parte del personal sanitario denuncian que abrir esa puerta sería minar la ética médica y poner en peligro a los más vulnerables.
Macron, consciente del peso simbólico y social de esta ley, no quiere que el debate se congele por cálculos políticos. “Solo cuando el texto se atasque”, reiteró, es que pondrá sobre la mesa la opción de un referéndum, figura que en Francia es poco común para temas bioéticos, pero que podría convertirse en el termómetro del alma de una nación atrapada entre la compasión y el temor.
De llevarse a cabo, este referéndum podría marcar un antes y un después no solo en Francia, sino en toda Europa, donde varios países observan con atención cómo una potencia política y cultural redefine los límites de la vida y la muerte por decisión popular.
