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Mark Carney, el banquero convertido ahora en Primer Ministro de Canadá

Mundo
Por Redacción Central 29/04/2025

En una de las transformaciones políticas más inesperadas del año, Canadá ha elegido como nuevo Primer Ministro a un hombre que nunca había ocupado un cargo de elección popular, pero cuyo nombre pesa como pocos en los círculos financieros internacionales: Mark Carney. Exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Carney ha asumido el liderazgo del país tras las elecciones federales celebradas el 28 de abril de 2025, marcando el fin de la era Trudeau y el inicio de un nuevo capítulo político, más desafiante y confrontativo, especialmente hacia el sur de la frontera.

Mark Carney, de 60 años, llegó a liderar el Partido Liberal de Canadá en marzo de este año, tras una elección interna en la que arrasó con un 85.9% de respaldo. La renuncia de Justin Trudeau abrió el paso a una figura con imagen tecnocrática, pero con un mensaje claro: soberanía, firmeza y una visión moderna del rol de Canadá en el mundo.

Los liberales, bajo su conducción, obtuvieron 168 escaños en la Cámara de los Comunes, de un total de 343. Aunque no alcanzaron la mayoría absoluta, lograron imponerse como primera fuerza en un contexto altamente polarizado, en el que la retórica de Donald Trump —ya en campaña electoral en Estados Unidos— comenzaba a agitar las aguas del nacionalismo canadiense.

Durante su campaña, Carney fue directo: no se dejaría intimidar por el discurso agresivo de Trump, quien había lanzado insinuaciones provocadoras sobre Canadá, incluyendo bromas sobre convertirla en el «estado 51» de EE.UU. Estas declaraciones, lejos de pasar desapercibidas, encendieron la chispa del orgullo nacional, y Carney supo canalizar esa indignación en votos.

En su primer discurso como Primer Ministro electo, fue categórico: “Trump nunca nos doblegará”. Y añadió que Canadá redefinirá sus relaciones con Washington, buscando una renegociación tanto en materia de comercio como de seguridad. Además, adelantó que fortalecerá vínculos con Europa y Asia, para reducir la dependencia económica de Estados Unidos y posicionar a Canadá como un actor autónomo en la escena internacional.

Pero los desafíos son inmensos. Carney liderará un gobierno en minoría, lo que lo obliga a buscar consensos con otras fuerzas, especialmente con el Nuevo Partido Democrático. Además, deberá equilibrar su discurso de firmeza con la necesidad de no desestabilizar las relaciones bilaterales con su principal socio comercial.

Sin embargo, si algo caracteriza a Carney es su habilidad para navegar crisis. Lo hizo en Londres, lo hizo en Ottawa, y ahora tiene en sus manos no solo la economía, sino el destino político de Canadá en uno de los momentos más delicados de su historia reciente.

La llegada de Mark Carney al poder no solo representa un cambio de nombre en la residencia oficial de Ottawa. Es la irrupción de una nueva narrativa política: la de un país que, ante las amenazas externas, vuelve a mirar hacia adentro para reencontrarse con su identidad y su dignidad.

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