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Robert Sarah: el Cardenal africano que podría sacudir al Vaticano

Mundo
Por Redacción Central 22/04/2025

Con la reciente partida del Papa Francisco, la Iglesia Católica se enfrenta a una encrucijada histórica. Entre los nombres que resuenan en los pasillos del Vaticano como posibles sucesores, emerge con fuerza el del cardenal Robert Sarah, oriundo de Guinea, un africano de mirada firme, piel oscura como la noche africana, y convicciones de hierro.

A sus 79 años, Sarah no es un desconocido en los círculos eclesiásticos. Fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo que desempeñó con mano dura, defendiendo a capa y espada la liturgia tradicional y los dogmas más conservadores de la Iglesia. Pero su figura trasciende los límites de las sotanas. Para algunos, es un símbolo de resistencia ante la marea progresista que intenta transformar la Iglesia; para otros, un retroceso a los tiempos más oscuros de intolerancia y rigidez moral.

Robert Sarah no se anda con medias tintas. Su postura contra el aborto es categórica, sin espacio para concesiones. «El aborto es un crimen, incluso cuando se lo disfrace de derecho humano», ha dicho con voz grave, desafiando a las sociedades occidentales que promueven la interrupción voluntaria del embarazo como un avance. Sus palabras, afiladas como cuchillos, resuenan especialmente en África, un continente donde el choque entre la modernidad y las tradiciones es constante.

Su oposición a los matrimonios entre personas del mismo sexo también es frontal. Para Sarah, la familia solo puede concebirse entre un hombre y una mujer. No duda en calificar las uniones homosexuales como «una amenaza para la civilización». En un mundo donde la Iglesia ha empezado a abrir espacios de diálogo sobre temas de diversidad sexual, Sarah representa el muro de contención, el baluarte de las tradiciones inmutables.

Su piel negra y su origen africano no son detalles menores. En una Iglesia que ha sido históricamente gobernada por europeos, la figura de un papa africano sería revolucionaria. Sin embargo, la paradoja está servida: Sarah, hijo del continente más castigado por el colonialismo, defiende valores que muchos consideran heredados de esa misma colonización espiritual. ¿Es Robert Sarah el símbolo de una África libre y dueña de su destino, o es el guardián de una ortodoxia europea transplantada al corazón del continente?

Aunque su avanzada edad podría jugar en su contra, Sarah cuenta con un respaldo sólido entre los sectores conservadores del Vaticano, que ven en él la oportunidad de frenar las reformas que impulsó Francisco. Si el próximo cónclave busca dar un golpe de timón y reafirmar las raíces más tradicionales de la fe católica, Robert Sarah tiene serias posibilidades.

Para Sarah, el cristianismo no debe adaptarse a las modas del mundo, sino resistir como un faro inamovible. En una de sus homilías más comentadas, advirtió que “la Iglesia que busca complacer al mundo se convierte en sal insípida”. No teme señalar a quienes dentro del propio clero coquetean con lo que él llama “ideologías de muerte”. Su discurso es fuego puro para los tiempos actuales, donde el relativismo moral ha hecho tambalear viejas certezas.

Si Robert Sarah llega a ser Papa, no dejará indiferente a nadie. Será amado por los tradicionalistas y resistido por los progresistas. La Iglesia podría entrar en un periodo de fuertes tensiones internas, donde la pugna entre conservar y reformar llegue a su punto máximo. Desde las humildes tierras africanas, este cardenal negro podría escribir un capítulo feroz en la historia del Vaticano, reafirmando que la fe, para él, no es negociable.

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