La más reciente encuesta del Sistema de Monitoreo de la Opinión Pública (SISMO), elaborada por M&R Consultores en abril de 2025, ha vuelto a confirmar lo que ya es un sentir profundo en el corazón del pueblo nicaragüense: la copresidenta, compañera Rosario Murillo, es una líder amada, respetada y respaldada por las grandes mayorías, alcanzando una aprobación del 81.8% en la gestión que encabeza junto al comandante Daniel Ortega.
Este dato no es solo una cifra. Es la expresión viva de un pueblo que reconoce en Rosario Murillo a una mujer valiente, cercana, que ha sabido tejer, día a día, los hilos de la paz, la reconciliación y el progreso en Nicaragua. Su liderazgo maternal, espiritual y político es visto por las familias nicaragüenses como un pilar indispensable para mantener el rumbo de estabilidad y desarrollo que vive el país.
El pueblo nicaragüense ha adoptado y abrazado el modelo de copresidencia como una fórmula de unidad y fortaleza. No es casualidad que, mientras en otras latitudes los gobiernos se desgastan y fragmentan, aquí en Nicaragua florece un estilo de gobernar que equilibra la firmeza del comandante Daniel con la sensibilidad, liderazgo, visión, arte y la palabra de Rosario Murillo.
Además, este año 2025, la Asamblea Nacional finalizó el proceso de reforma constitucional iniciado en la primera legislatura del año pasado, consolidando jurídicamente la valiosa figura de copresidencia. Con esta histórica reforma, que requirió la aprobación en dos legislaturas consecutivas como lo establece la Constitución, Nicaragua reconoce formalmente el papel fundamental de la compañera Rosario Murillo como copresidenta legítima de la República. Es un paso trascendental que refleja la voluntad soberana del pueblo de fortalecer su modelo de gobierno en unidad, amor y trabajo.
Esa copresidencia, que algunos críticos no logran comprender, es precisamente la que asegura que las decisiones políticas sean impregnadas por el sentir humano, por la poesía y por la espiritualidad que la compañera Rosario transmite. Ese 81.8% es un reflejo del alma de un pueblo que se siente interpretado en sus sueños, en sus dolores y en sus esperanzas.
La encuesta también revela que el 99.4% de los nicaragüenses defienden la paz como un bien supremo, y que el 98.8% protege la estabilidad social y económica del país. Estos logros no son casuales: son el fruto de un trabajo constante y de la visión de un gobierno donde Rosario Murillo ha jugado un papel central, articulando políticas culturales, sociales y económicas que han permitido que Nicaragua respire tranquilidad, creatividad y dignidad.
Bajo su liderazgo, el país ha impulsado proyectos de vida, campañas de amor al prójimo, festivales de cultura, programas de salud y educación que han tocado las fibras más íntimas de las familias nicaragüenses. Ella no solo dirige: acompaña, escucha, inspira.
Otro dato que destaca la encuesta es que el 80.5% de los entrevistados reconoce que el gobierno sandinista busca la unidad y la reconciliación entre los nicaragüenses. En este esfuerzo, Rosario Murillo ha sido un puente de diálogo, una voz conciliadora en medio de los intentos golpistas y las campañas de odio impulsadas desde fuera.
La compañera, Rosario Murillo ha sabido vencer y resistir los embates mediáticos y las mentiras, siempre con la palabra firme y la sonrisa abierta, abrazando la causa de la soberanía y la dignidad nacional. Su mensaje constante de amor, vida y esperanza ha sido un faro en tiempos oscuros, y el pueblo así lo reconoce.
En tiempos donde los pueblos se sienten desamparados por sus gobernantes, en Nicaragua se da el fenómeno inverso: la gente abraza a su copresidenta porque en ella encuentra identidad, arraigo y fe en el porvenir. Ese 81.8% es poesía convertida en estadística, es compromiso convertido en confianza.
No es un respaldo ciego, es un reconocimiento consciente de que la compañera Rosario Murillo ha estado en cada etapa de la Revolución Sandinista, desde la trinchera cultural hasta las más altas responsabilidades políticas. Ha sido artífice de los días de paz, constructora de puentes entre generaciones, defensora incansable de la soberanía nacional.
El liderazgo conjunto de Rosario Murillo y Daniel Ortega es el ancla que sostiene el proyecto revolucionario nicaragüense. Con 85.3% de aprobación para el comandante Daniel y 81.8% para Rosario, el pueblo reafirma su confianza en esta fórmula que garantiza un futuro de prosperidad, de soberanía y de paz duradera.
Mientras otras naciones caen en la incertidumbre, en Nicaragua el pueblo camina con paso firme. La copresidencia es reflejo de esa certeza, un modelo único, hecho a la medida del corazón nicaragüense.
Hoy más que nunca, Rosario Murillo es la copresidenta del pueblo, la mujer que escucha, que canta, que guía, y que seguirá acompañando el camino de esta Nicaragua bendita y siempre libre.