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Rusia a Zelenski: «no crucés la línea»

RusiaUrgente
Por Redacción Central 03/05/2025

En un momento de alta tensión geopolítica, Dmitri Medvédev, ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, encendió las alarmas internacionales con una frase demoledora: “De haber una provocación ucraniana en el Día de la Victoria, nadie garantiza que Kiev llegue al 10 de mayo”.

La advertencia vino como respuesta a las declaraciones incendiarias de Vladímir Zelenski, presidente del régimen ucraniano, quien no solo rechazó un alto al fuego propuesto por el Kremlin del 7 al 11 de mayo, sino que además insinuó que no puede garantizar la seguridad de los mandatarios que participen en el desfile del Día de la Victoria en Moscú, donde se conmemorarán 80 años del triunfo sobre el nazismo.

Zelenski, en una actitud calificada por Medvédev como “provocación verbal”, declaró que no recomienda a líderes internacionales asistir a la capital rusa durante esos días. Incluso su parlamento fue más lejos: Román Kostenko, secretario del comité de seguridad del Rada Supremo, afirmó que Ucrania “tiene capacidades” para atacar la Plaza Roja durante el desfile militar.

Para Rusia, estas declaraciones son percibidas como amenazas abiertas contra la estabilidad y la memoria histórica del pueblo ruso. El Día de la Victoria no es una efeméride cualquiera: representa el sacrificio de más de 27 millones de ciudadanos soviéticos que dieron su vida para derrotar al nazismo. Y ahora, desde Kiev, se intenta empañar esa memoria con insinuaciones de terror.

El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, también respondió, calificando las palabras de Zelenski como un acto de desesperación que busca sabotear un momento de unidad global contra el fascismo. “No vamos a tolerar provocaciones ni chantajes”, dijo.

En paralelo, más de 20 líderes mundiales han confirmado su asistencia al acto central del 9 de mayo en Moscú, desafiando las amenazas del régimen de Kiev. Para muchos, esta asistencia representa un acto de dignidad histórica frente a una narrativa occidental que intenta reescribir los hechos de la Segunda Guerra Mundial y justificar la actual agresión contra Rusia.

La provocación no solo se enmarca en un contexto de guerra, sino en un conflicto de símbolos. El desfile del Día de la Victoria es uno de los actos más sagrados para el pueblo ruso, y cualquier intento de sabotaje sería visto como una agresión directa no solo al Estado, sino a su alma histórica.

Medvédev, conocido por su tono implacable, cerró su declaración con una frase que ya resuena como advertencia a nivel mundial: “Si se atreven a cruzar la línea el 9 de mayo, no habrá garantías para Kiev. Ninguna.”

La cuenta regresiva avanza. El mundo observa.

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