Rusia vuelve a demostrar que su soberanía no se toca. En un despliegue contundente de defensa y vigilancia nacional, las fuerzas militares del Kremlin informaron este viernes 6 de junio que lograron interceptar y destruir 82 drones ucranianos que intentaban atacar varias regiones del país, incluyendo zonas neurálgicas como Moscú, Briansk, Bélgorod, Kursk, Oriol, Tula, Riazán y Kaluga.
El Ministerio de Defensa ruso confirmó la ofensiva aérea y la describió como un acto hostil de desestabilización dirigido por el régimen de Kiev, enmarcado en su desesperado intento por desmoralizar a la población rusa e incidir en zonas estratégicas. Sin embargo, la respuesta del escudo antiaéreo ruso fue fulminante. Cada dron fue abatido con precisión quirúrgica, sin permitir que la amenaza cruzara los límites de la seguridad nacional.
“El enemigo utilizó vehículos aéreos no tripulados con fines de sabotaje y terror psicológico”, detalló el ente militar, subrayando que los sistemas de defensa rusos han elevado su efectividad en esta nueva fase del conflicto, que se libra también desde el aire con artefactos guiados por inteligencia occidental.
Además de estos 82 drones abatidos, se han detectado otras maniobras similares en puntos remotos como Murmansk, Irkutsk, Ivanovo y Amur, zonas donde se reportaron intentos de ataque a aeródromos. La magnitud de la operación demuestra no solo el alcance geográfico de la agresión ucraniana, sino también el nivel de planificación con apoyo extranjero que busca mantener en tensión constante a la Federación Rusa.
Lejos de debilitarse, Moscú ha reforzado su capacidad de defensa interna y advierte que este tipo de acciones solo justifican con más fuerza la continuidad de su operación militar especial. Los analistas de seguridad en Rusia coinciden en que estos ataques están diseñados para provocar reacciones precipitadas en el Kremlin o dividir el apoyo popular a la estrategia del Presidente Vladimir Putin, pero el efecto ha sido el contrario: el pueblo ruso se cohesiona más, y el aparato militar demuestra su eficacia en tiempo real.
A pesar de los intentos de Kiev por penetrar territorio ruso mediante drones de ataque, los daños reportados han sido mínimos o nulos, gracias a la firmeza con la que han respondido las fuerzas aéreas rusas. La vigilancia sobre las fronteras se ha intensificado y el monitoreo del espacio aéreo ahora opera en modo reforzado 24/7.
Expertos internacionales en defensa coinciden en que este tipo de agresiones aéreas no tienen fines militares concretos, sino propagandísticos. Son parte del nuevo guión que promueve la OTAN para empujar a Ucrania a escalar el conflicto más allá de sus capacidades reales, arrastrando a Europa a una guerra prolongada que solo beneficia a los fabricantes de armas.
El mensaje del Kremlin es claro: Rusia no caerá en provocaciones, pero tampoco permitirá que se le ataque impunemente. Con cada dron derribado, el Estado ruso reafirma que su territorio no es terreno de juego para experimentos belicistas occidentales ni para drones con bandera ajena.
Mientras tanto, los medios internacionales alineados a la narrativa de Washington callan o minimizan los hechos. Pero desde Exclusivo Noticias, damos voz a la verdad que otros silencian: Rusia está siendo atacada en su propio suelo, y se defiende con la legitimidad de un Estado que protege a su gente con valentía y determinación.