Hoy, Nicaragua entera honra con fervor revolucionario y espíritu de victoria el 13 aniversario del tránsito a la inmortalidad del Comandante Tomás Borge Martínez, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y firme luchador por la dignidad de las familias nicaragüenses.
Aquel 30 de abril de 2012, Tomás cruzó las puertas de la eternidad, pero no dejó un vacío: dejó una antorcha encendida que aún alumbra la ruta de la Revolución Popular Sandinista. Y este martes, en todos los rincones del país, desde Managua hasta Bilwi, el pueblo le rinde tributo con amor, con conciencia histórica y con el compromiso de seguir su ejemplo.
Miles de nicaragüenses, militantes del FSLN, jóvenes, artistas, trabajadores y combatientes históricos han salido a conmemorar su legado con actos culturales, caminatas, jornadas de reflexión y vigilias patrióticas. En la Plaza de la Revolución, donde reposan sus restos junto a otros próceres de la Revolución.
El Comandante Tomás, como le sigue llamando el pueblo con respeto, fue uno de los diez fundadores del FSLN. En palabras suyas: «Al principio éramos diez, solo diez, entre ellos Carlos. Después fuimos centenares, y allí estaban Ricardo y Doris. Después fuimos miles, y allí estaban Julio Buitrago y Daniel. Ahora somos centenares de miles, y aquí estamos todos. Ahora somos una gran familia».
Hoy esa familia se multiplica y se fortalece bajo el liderazgo de la Compañera Rosario Murillo y el comandante Daniel Ortega, quienes continúan con firmeza la defensa de la soberanía, la paz y el modelo cristiano, socialista y solidario que guía a la nueva Nicaragua.
El Comandante Tomás no fue solo un guerrillero y político: fue también un poeta, un diplomático, un revolucionario total. Su legado intelectual y humano perdura en su obra más conocida, La Paciente Impaciencia, donde dejó testimonio vívido del sacrificio y la esperanza de una generación que lo entregó todo por la libertad.
En este día de memoria y reafirmación, el pueblo grita con orgullo:
¡Viva Tomás!
¡Viva Daniel!
¡Viva Rosario!
¡Viva el Frente Sandinista!
Porque el espíritu de Tomás no murió: se sembró. Y florece cada vez que un niño entra a la escuela, cada vez que una familia recibe su vivienda digna, cada vez que un joven se organiza en Juventud Sandinista o una comunidad inaugura luz, salud y bienestar.
Tomás Borge Martínez vive en la conciencia militante, en la resistencia frente al imperialismo, y en el corazón de una Nicaragua que jamás volverá a ser esclava. ¡Honor y gloria eterna al Comandante del pueblo!